Alcanzan hasta nosotros, morachos de hoy, los testimonios que ponderan la abundancia de los naturales de esta villa que en el pasado profesaron en distintas órdenes religiosas. En Memoria de Mora hemos destacado los casos señeros del jesuita fray Miguel Hernández (1543-1609), del carmelita fray Francisco de la Cruz (1585-1647) y del franciscano fray Alonso de Biezma (1632-1716). Pero lo cierto es que de la inmensa mayoría de los conventuales morachos no contamos con noticia alguna. Sí sabemos que bastantes de ellos pertenecieron a la orden franciscana, lo que deriva en buena medida de la presencia continuada en Mora de los franciscanos a lo largo de 265 años, desde 1571 hasta 1836, en el convento de San Eugenio. Pero no sabíamos que, entonces y después, algunos habían optado por dedicarse a la labor de evangelización a través de las misiones en Filipinas. Como fray Francisco de la Virgen del Carmen, fray Abundio de Mora-Granados, fray Pedro Antonio Arroyo, fray Patricio López del Campo… Ir a Personas y personajes.
Misioneros morachos en las Islas Filipinas
Esta entrada fue publicada en Sin categoría y etiquetada Antolín Abad Pérez, Convento de San Eugenio de Mora, Esteban Gutiérrez Díaz-Bernardo, Eusebio Gómez Platero, Franciscanos de Mora, Franciscanos morachos, Fray Abundio de Mora-Granados, Fray Alonso de Biezma, Fray Doroteo López, Fray Félix Ángel, Fray Francisco de la Virgen del Carmen, Fray Jesús Lillo, Fray José Felipe de Mora, Fray Juan de Mora o de la Santísima Trinidad, Fray Patricio López del Campo, Fray Pedro Antonio Arroyo de Mora-Granados, Mora siglo XIX. Guarda el enlace permanente.