Al amanecer el 18 de febrero la caballería capitaneada por el Duque cayó impetuosamente sobre Mora, donde se suponía asilado al francés; mas fue inútil la empresa. Avisado Dijon de que la división española se acercaba, escapó con los suyos a uña de caballo. El de Alburquerque se daba a todos los diablos por no haber podido obligar al francés a entrar en combate, y no quedando allí cosa que hacer, dispuso que los regimientos de España y Pavía y alguna tropa ligera tomasen el camino de Toledo con el fin de atropellar la fuga de Dijon./ Las felicitaciones que de los buenos vecinos de Mora oía el Duque a cada momento por saludar en él a su libertador causaban en su ánimo de militar amargo despecho… Esto escribe José Rogerio Sánchez en uno de los pasajes de su novela Almas de acero, cuando recrea el ataque que sufre Mora en febrero de 1809, durante la Guerra de la Independencia. Ir a Casos y cosas.
Mora en la literatura: «Almas de acero» (1904), de José Rogerio Sánchez
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