La carretera de Toledo

La mirada del niño confiere a su mundo la firmeza de lo incuestionable. Hace cincuenta años —en la infancia de quien esto escribe—, ¿a qué chiquillo podría caberle en la cabeza que no existiera la carretera de Toledo? ¿Por dónde iría, si no, el coche de Toledo, como todos llamábamos al ómnibus de Pérez Díaz, con Manolo de conductor y Nicasio de revisor? ¿Cómo llegar a la capital de la provincia sin pasar por Mascaraque, Almonacid y Nambroca? El adulto, sin embargo, alcanza a aceptar que en otro tiempo las cosas pudieran ser de otra manera… Ir a Breves.

Esta entrada fue publicada en Sin categoría y etiquetada , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s