Hoy, cuando casi todos (sálvese quien pueda) andamos agarrados al teléfono celular o portátil, el llamado móvil, conviene recordar que no hace tanto que las comunicaciones personales a distancia eran diferentes. Muy diferentes: por carta, las que podían esperar; y las urgentes, casi siempre graves, por telegrama. Mal asunto si llamaba a la puerta el operario de Telégrafos: solía ser una noticia ingrata; con frecuencia, de un fallecimiento… Ir a Breves.
Mora al teléfono
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