El cinematógrafo como espectáculo público irrumpió con fuerza en toda España a principios del siglo pasado. También en nuestra villa, donde los teatros ofrecieron sesiones de cine regularmente al menos desde 1916. Pero para entonces las proyecciones cinematográficas eran ya bien conocidas en Mora: los programas de la feria de 1912 anunciaban, sin más, «cinematógrafo público» para las nueve de la noche del primer día, 14 de septiembre, y acerca de los festejos de la de 1915 avanzaba El Duende de Mora a finales de ese agosto: «Exhibiranse decentísimas películas al aire libre, para que sin temor, y sin costar un perro, las puedan presenciar hasta los gatos, sus mayores enemigos. Un mundo nuevo con precioso cosmorama»… Ir a Breves.
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