Pocas vivencias infantiles más placenteras que la de la feria. Era una ilusión que los niños alimentábamos a lo largo de todo el año con los ahorros que poco a poco iban espesando nuestras huchas y nos permitían gastar en aquellos señalados días de septiembre. Para esas fechas, y a diferencia de los domingos y otros festivos, no solo teníamos los puestos del tío Indalecio, el tío Rufo o la tía Hormiga, sino que podíamos tirar al tiro —así decíamos, con inconsciente redundancia—, comprar churros o berenjenas de Almagro o almendras garrapiñadas, jugar a la tómbola, montar en los caballitos, en la ola, en las barcas voladoras, en los coches eléctricos… Ir a Breves.
De las ferias de 1878 y 1879
Esta entrada fue publicada en Sin categoría y etiquetada Estación de Mora, Esteban Gutiérrez Díaz-Bernardo, Feria de Mora, Historia de Mora, La Correspondencia de España, Mora, Mora de Toledo, Mora en 1878, Mora en 1879, Mora en la prensa, Mora en la prensa madrileña, Plaza de Toros de Mora, Vicente García, Villaverde. Guarda el enlace permanente.