Las bodas siempre han reclamado la atención del respetable. Buena parte del éxito de las revistas llamadas del corazón (en papel, en televisión, en el medio que sea) reside en las crónicas e imágenes de amores que acaban en esponsales (como antes se decía), y en los esponsales mismos. El cine de nuestra época, por ejemplo (a veces de la serie B, o C, que es sociología más que arte), bien que lo atestigua, con la profusión de novios y novias, de madrinas y damas de honor, de tules y banquetes; es decir, de las celebraciones de enlaces matrimoniales y todo lo que las envuelve. Y si hay circunstancias que las hacen peculiares o diferentes, mejor que mejor, miel sobre hojuelas… Ir a Cajón de sastre.
El hombre casado que iba a casarse otra vez (1929)
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