Encerrados con la angustia

Son días terribles. Nos jugamos la vida. Como siempre, en realidad. Con la diferencia de que ahora estamos más cerca de perderla, pero, sobre todo, de que hemos descubierto de repente nuestra fragilidad. Y si bien es cierto que, encerrados entre cuatro paredes, nos encontramos solos, no lo es menos que no nos sentimos solos, porque el temor también nos ensancha y nos proyecta cuando comprendemos su alcance: nuestros seres queridos, nuestros vecinos, nuestros compatriotas, todos los hombres y mujeres de hoy.

Los de hoy y los de ayer. Porque la angustia que nos sobrecoge, tan nueva para nosotros, es la misma que sintieron muchos de nuestros antepasados. También aquí, en nuestro pequeño mundo moracho, en nuestra amada patria chica. Por eso queremos revivir tres momentos señalados en que los morachos de ayer padecieron el mismo aislamiento y la misma zozobra que los de hoy: el cólera de 1834, el dengue de 1891 y la gripe de 1918.

Se trata de una nota y dos artículos ya publicados en Memoria de Mora que nos hermanan como nunca con nuestros paisanos de otro tiempo; que nos hacen convivir con ellos casi literalmente. Convivir en esa angustia que un día fue suya y ahora es nuestra.

Mora en los tiempos del cólera: la terrible epidemia de 1834

Cuando la gripe no era la gripe: el dengue, trancazo o influenza de 1891

La gripe de 1918 (Breves, núm. 13)

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