Hace 75 años los maquinistas [de los trenes] llevaban un cuerno de latón, con el cual avisaban al tomar las curvas y al cruzar los pasos a nivel. En 1833, un campesino inglés que se dirigía al mercado fue arrollado por un tren que, además de matarle a él y a los caballos, estropeó el carro y la mercancía que llevaba, consistente en un millar de huevos y cien libras de manteca, todo lo cual pagó religiosamente la compañía… Ir a Cajón de sastre.
El silbato de las locomotoras
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