El conocimiento del pasado nos llega (cuando nos llega) disgregado, fragmentado, disperso. De ahí que con frecuencia no alcancemos a interpretarlo porque nos faltan piezas para armar el rompecabezas. Es lo que nos ocurría al considerar los primeros pasos, o los pasos previos, del Colegio Teresiano; mejor dicho: del colegio construido en la calle Honda en 1915, que hubo de esperar todavía unos cuantos años para ser el Colegio Teresiano. No comprendíamos esa tardanza porque no habíamos sabido casarla con la peripecia personal de su impulsor, el cura párroco don Ángel Ríos Rabanera… Ir a Breves.
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