El final del verano, en torno a la feria nuestra, es tiempo de tormentas. No sabemos si se dio en esos días el huracán de 1844, pero sí la riada que no olvidamos muchos morachos viejos: era el 26 de septiembre de 1961, iniciado ya el otoño. También la del 11 del mismo mes de 1891, que no alcanzó en la villa las trágicas secuelas que originó en Consuegra, con cientos de ahogados, pero que con todo provocó «grandes inundaciones», hasta el punto de que dos trenes de la línea de Badajoz quedaron varados en Mora al no poder pasar más allá… Ir a Breves.
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