No hace mucho recalcábamos (Cajón de sastre, 27), en relación con el pavoroso analfabetismo que vivía la mujer española y con la escasez de jóvenes que iniciaban el Bachillerato, el triste caso de la provincia de Toledo, que hacia 1882 era la única, o de las pocas de España, «donde no se habían formalizado matrículas de alumnas». Preguntándonos qué sería de ello en Mora, considerábamos probable que ni una sola moracha hubiese comenzado a cursar la Segunda Enseñanza en la villa antes de la apertura del Instituto en 1932. Citábamos allí, en doble homenaje de admiración, a nuestro llorado amigo Salvador Núñez Morales —que investigó ejemplarmente sobre el Instituto de Mora en los años de la República—, así como los nombres que el mismo Salvador consignaba de las jóvenes morachas inscritas en la Segunda Enseñanza en el Centro de la calle Ancha… Ir a Breves.
Muchachas que estudian (II): reparando un olvido
Esta entrada fue publicada en Sin categoría y etiquetada Cándida Gómez Zalabardo, Colegio Teresiano de Mora, Enseñanza en Mora, Esteban Gutiérrez Díaz-Bernardo, Historia de Mora, Instituto de Mora, Isabel Fernández-Cañaveral Moraleda, Josefina García-Fogeda, Josefina Pérez Ruiz, Mora, Mora de Toledo, Santa Rey de Viñas García-Fogeda, Segunda Enseñanza en Mora, Vicenta Sánchez-Barbudo Freixa. Guarda el enlace permanente.