Es seguro que nuestros amigos de Memoria de Mora no alcanzaron a vivirlos, pero sin duda a conocerlos de oídas. Nos referimos a casos como el protagonizado por los morachos Anastasio Gutiérrez, de 72 años, y Nicolasa Méndez, de 69, que en noviembre de 1928 decidieron unirse en matrimonio, dando así un paso tan admitido en lo legal como atrevido en lo social, que chocaba entonces de frente con los usos y costumbres ordinariamente aceptados, y cuya celebración comportaba desórdenes y alborotos sin cuento. La noticia del caso, que publica el prestigioso diario El Sol, desencadena un pequeño boom informativo en la prensa madrileña de aquellos días, y nos autoriza a preguntarnos qué pasaba por entonces y desde entonces en Mora y otros lugares en situaciones semejantes. Ir a Casos y cosas.
Una boda de viejos, o de cómo el amor linda con la barbarie
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