Recuperamos hoy a un moracho del que seguramente ni habíamos oído hablar. No así nuestros antepasados de hace un siglo, que, si bien no lo conocieron en persona, pudieron leer una biografía suya (de la que hubo en Mora un ejemplar, que perdimos, ay, como tantas cosas de nuestro pasado). Menos aún los morachos de hace siglo y medio, que tuvieron noticia de su relojería de la calle de Preciados de Madrid, tal vez por los periódicos, y de una fama bien ganada como constructor de relojes de torre que le llevó a numerosos pueblos de toda España. También a su patria chica, la nuestra, donde instaló el reloj de la torre de la iglesia, el reloj de la villa, como decían nuestros abuelos. Ir a Personas y personajes.
Mónico García-Rosel, relojero de Mora
La Sociedad de Obreros Agrícolas de Mora (1903 y 1920)
La elaboración en 1920 del Censo Electoral Social, y su publicación en los boletines oficiales de las provincias correspondientes, nos abre la posibilidad de atender a un fenómeno que se había ido gestando en los años inmediatamente anteriores en tierras de Toledo: el proceso de la creación de sociedades agrícolas obreras. Por dicho censo conocemos que la provincia toledana contaba con 24 asociaciones de esta naturaleza entonces recién fundadas: Velada (28-I-1914), Consuegra (31-III-1914), El Carpio de Tajo (24-V-1914), Mocejón (2-II-1916), Valdeverdeja (19-III-1916)… Ir a Breves.
Domingo Baeza Crespo, guardia civil y laureado de San Fernando
Tenemos hoy la satisfacción de recibir una vez más en Memoria de Mora a nuestro colaborador Julián de la Cruz de Gracia, que nos trae un artículo que responde cumplidamente al interés que suscita en nosotros la existencia de seres por los que la Historia suele pasar de largo. Se trata en este caso de Domingo Baeza Crespo (1900-1993), un humilde panadero de Mora cuya vida transcurre a través del siglo XX casi entero, que consigue con no poco esfuerzo ingresar en la Guardia Civil, y que, tal vez a su pesar, se encuentra inmerso en algunos de los episodios trascendentales de la pasada centuria, como lo son varias acciones militares de la guerra de Marruecos en 1924 o la defensa del Alcázar de Toledo en el verano de 1936. Ir a Personas y personajes.
Más vidas olvidadas
Hoy hace exactamente un año que Tomás Calderón presentaba en Memoria de Mora una primera versión de Vidas olvidadas, que era entonces, y sigue siendo ahora, complemento necesario de su libro En voz baja, obras ambas que han interesado, emocionado y hasta abrumado a muchos de los morachos de hoy. Y no es para menos, pues Tomás ha tenido el valor de penetrar el denso silencio —tan comprensible— con que nuestros antepasados se protegían del horror insoportable de la Guerra Civil. Sin estridencias, sin gritos, en voz baja, rescataba para nuestro recuerdo las vidas olvidadas de 379 morachos, hoy incrementadas hasta las 516, que presentamos en una nueva edición en forma de libro, de libro digital, con la intención de contribuir a proporcionar el mayor relieve de que somos capaces al que ha de ser un hito de referencia de la historia contemporánea de Mora. Ir a Biblioteca.
Los ordinarios de Mora y la posada de la Úrsula
Una mención de Víctor Díaz, ordinario de Mora a Madrid hacia 1860, nos ha abierto una senda por la que hemos logrado acercarnos a la posada de la Úrsula, en el número 148 de la calle de Toledo. Hasta este lugar hemos podido seguir a algunos de nuestros paisanos de entonces, especialmente los ordinarios, corsarios o cosarios, que allí portaban, en sus carros y galeras, asientos y arrobas, o, lo que es lo mismo, viajeros y mercancías; algunas, por cierto, tan preciadas y tan nuestras como el jabón de la mejor calidad de las fábricas de Mora. Ir a Casos y cosas.
Abdón Martín-Carretero, un moracho en el lado oscuro
Traemos hoy a las páginas de Memoria de Mora a nuestro paisano Abdón Martín-Carretero y Castro, un moracho digno de no ser imitado; un curioso personaje que hallamos en torno a 1865 directamente envuelto en el escándalo. Albéitar, herrador, estudiante de Veterinaria, primista, activista, periodista…, al parecer expulsado de Mora en los primeros años sesenta, se mueve después por Mazarambroz, Toledo, Madrid y Córdoba a caballo de diversas vicisitudes y situaciones, algunas de ellas bien poco edificantes. Ir a Personas y personajes.
Cuando se envolvía en papel de periódico: la queja de un moracho en 1912
Hubo un tiempo en que nuestras abuelas o bisabuelas —disculpen las lectoras lo exclusivo del femenino, pero así solía ser— hacían la compra portando el entonces imprescindible esportillo, que iban llenando con lo que mercaban en la plaza o en la tienda. Un hábito que en cierto modo hemos recuperado en nuestros días, cuando por fin vamos asumiendo la necesidad de reducir el uso de las bolsas de plástico y otros materiales difícilmente reciclables —digámoslo a la moderna— en favor de la conservación del planeta… Ir a Breves.
Colegios particulares en Mora (1895-1928)
En un tiempo en que la enseñanza, en Mora y en toda España, padece un considerable atraso, se dan en la villa novedades reseñables en este ámbito: escasas pero sugerentes en la que hoy llamaríamos Secundaria (entonces oficialmente Segunda Enseñanza), y abundantes pero precarias en la Primaria (o Primera Enseñanza). En todo caso, y con mayor o menor relieve, presentamos en estas páginas las propuestas de D. Maximino Esteban Almeida para el Colegio de Nuestra Señora del Carmen; de D. José María Carpena para el de Nuestra Señora de la Antigua; de D. Félix de Mora-Granados para el de Educación e Instrucción; de D. Segundo Sánchez-Archidona para el de San Ignacio de Loyola; y, sin rótulo conocido para los centros que dirigen, las de D.a Gertrudis Gálvez, D.a Josefa García-Olías, D.a María Cruz Fernández-Cañaveral y un largo etcétera. Ir a Casos y cosas.